PRIMER DOMINGO DE CUARESMA

1 DE MARZO DE 2009

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 12-15

El Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían.
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia.»

COMENTARIO

Para muchos cristianos comienza este domingo prácticamente la Cuaresma, mientras que otros han vivido ya los días de introducción desde el miércoles de ceniza. Desde su inicio se proponen los elementos más tradicionales que ayudarán a vivir este tiempo (oración, limosna y ayuno), junto a otros recursos pedagógicos como el silencio del Aleluya y del Gloria, ambientación más austera, cantos propios del tiempo, las oraciones y los textos de la Palabra de Dios y el rezo del vía crucis.

La iglesia nos propone vivir la cuaresma como un camino espiritual hacia la Pascua, un camino de renovación interior haciendo penitencia y sacrificios, luchando contra todas las adversidades o tentaciones que encontramos en ese camino. Y el modelo en el que debe inspirarse todo cristiano es en Cristo que se enfrentó y superó todas las pruebas.

En este domingo, como todos los años, leemos el relato de las tentaciones de Jesús en el desierto, sólo que en este ciclo B meditamos el relato según san Marcos que es más breve que el de Mateo y Lucas. Marcos, a diferencia de los otros dos evangelistas no ha detallado cada una de las tentaciones pero incluye la presencia de las fieras que no se encuentran en los otros. Los cuarenta días en el desierto serán el modelo penitencial y preparatorio para la celebración de la Pascua.

Qué son las tentaciones y cómo fueron en la vida de Jesús?
La palabra 'tentación' significa 'prueba'. Se dice que alguien es 'tentado' cuando es 'puesto a prueba', es decir que se lo somete a un ejercicio para ver si es capaz de resistir o si funcio­na bien. De esta forma decimos que 'ponemos a prueba' un instrumento o una máquina para ver cómo funciona o cuánto resiste.

Los seres humanos somos 'tentados' cuando sentimos la fuerza que nos inclina hacia el mal y debemos esforzarnos para mantenernos en la fidelidad a Dios. Esa fuerza puede provenir del exterior, cuando el ambiente, las circunstancias o las perso­nas que están a nuestro alrededor nos proponen formas de pen­sar o de actuar que son contrarias a la voluntad de Dios. Pero también podemos padecer la tentación desde nuestro interior, cuando esa fuerza viene de nuestra misma condición de peca­dores, de los malos hábitos adquiridos, o de cualquier forma de mal que anida en nuestro interior. En el caso de Jesús, la tenta­ción podía provenir solamente del exterior, porque en Él no habi­ta ninguna forma de mal.

El relato de Marcos nos dice que el Espíritu llevó a Jesús al desierto, y aquí el desierto es lugar y tiempo de decisiones. Se opta por Dios o por el mal. Jesús confirma su opción por el proyecto de Dios en claro contraste con la opción que tomó Adán en el Antiguo Testamento. Satanás es presentado como el tentador que quiere hacer cambiar a Jesús en sus decisiones y así obstaculizar los planes de Dios. Recordemos que Jesús llamará Satanás al apóstol Pedro por intentar obstaculizar su proyecto.

Nosotros vivimos la experiencia de desierto porque todos los días debemos optar por Dios y su proyecto salvífico que es optar por la vida, por el amor y la unidad, por la paz, la justicia y el progreso. Todos los días somos tentados por el Adversario a renunciar al plan de Dios y a seguir un camino incierto y vacío, el camino del mal.

El tentador se presenta a través de las personas que no están de acuerdo que seamos cristianos comprometidos y fieles servidores del Señor. El tentador es muchas veces el compañero de trabajo o de estudio cuando rechaza toda invitación o enseñanza de la Palabra de Dios. Debemos saber que las tentaciones o las pruebas se intensifican en la medida que nos vamos aproximando a nuestro ideal.

El tiempo de cuaresma es tiempo de pruebas, pero también de gracia; es tiempo de desierto, pero más aún de fortaleza, y sobre todo es tiempo para tomar decisiones y optar por el camino del Maestro ya que nos invita a viajar juntos hasta Jerusalén, lugar de paz, resurrección y vida feliz.

Podemos percibir que ya desde el primer domingo, la cuaresma nos presenta el triunfo pascual del Señor Jesús que salió victorioso en todas las pruebas. Desde ahora la liturgia nos anima a perseverar en este camino mostrándonos a Jesús vencedor del Adversario y sus tentaciones.

Desde Cristo en adelante quienes se dejan guiar por el Espíritu salen siempre victoriosos, especialmente si conocen la Palabra de Dios y la practican, si reciben los sacramentos y obran la caridad, si hacen penitencia y los ejercicios de piedad. Si vivimos as
í la Cuaresma iremos experimentando en este camino el triunfo sobre el pecado y toda forma de muerte.

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