La cautiva: El drama de la nación
Que le gritó muy furioso "Confechando no querés;" La dió vuelta de un revés Y, por colmar su amargura, A su tierna criatura Se la desgolló a los pies.
Esos horrores tremendos No los inventa el cristiano: "Es bárbaro inhumano" -Sollozando me lo dijo- "Me amarró luego las manos Con las tripitas de mi hijo."
Esos horrores tremendos No los inventa el cristiano: "Es bárbaro inhumano" -Sollozando me lo dijo- "Me amarró luego las manos Con las tripitas de mi hijo."
Toda cubierta de sangre Aquella infeliz cautiva, Tenia dende abajo arriba Las marcas de los lazazos: Sus trapos echos pedazos Mostraban la carne viva.
Alzó los ojos al cielo En sus lágrimas bañada; Tenía las manos atadas; Su tormento estaba claro; Y me clavó una mirada Como pidiéndome amparo.
Tres figuras imponentes Formábamos aquel terno: Ella en su dolor materno, Yo con la lengua dejuera, Y el salvaje como fiera Disparada del infierno.
Me persiné dando gracias De haber salvado la vida; Aquella pobre afligida, De rodillas en el suelo, Alzó sus ojos al cielo Sollozando dolorida.
Se alzó con pausa de leona Cuando acabó de implorar, Y, sin dejar de llorar, Envolvió en uno trapitos Los pedazos de su hijito, Que yo le ayudé a juntar.
A la afligida cautiva Mi caballo le ofrecí: Era un pingo que adquirí, Y, donde quiera que estaba, En cuanto yo lo silbaba Venia a refregarse en mí.
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