EVANGELIO DOMINICAL

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

14 DE DICIEMBRE DE 2008
Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 6-8. 19-28

Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino el testigo de la luz.
Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: «¿Quién eres tú?» El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: «Yo no soy el Mesías.»
«¿Quién eres, entonces?», le preguntaron: «¿Eres Elías?» Juan dijo: «No.»
«¿Eres el Profeta?» «Tampoco», respondió.
Ellos insistieron: «¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?»
Y él les dijo: «Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.»
Algunos de los enviados eran fariseos, y volvieron a preguntarle: «¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?»
Juan respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia.»
Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.

En este tercer domingo de adviento vuelve a aparecer la figura de Juan el Bautista, pero esta vez es para hacer algunas aclaraciones que están relacionas con el Mesías.

Más que un diálogo parece un interrogatorio que le hacen a Juan los sacerdotes y levitas. Y la primera pregunta es sobre su identidad. Pero Juan responde diciendo quien no es él: no es el Mesías ni Elías ni tampoco algún otro profeta.

Quien es entonces? Una respuesta muy triste que seguramente desanima a los interlocutores “Yo soy una voz que grita en el desierto”. Con esta respuesta pareciera decir que no es nada o nadie.

Luego se le cuestiona, si no es nada ni nadie porqué bautiza, es decir quién le dio poder para hacer esto? El solamente contesta que bautiza con agua y que hay otro que es superior a él pero que todavía nos es conocido, y que ya vendrá.

El Evangelista San Juan tiene especial cuidado en evitar la confusión que podría darse entre Juan Bautista y el Mesías por eso aclara que Juan vino como testigo, para que los demás creyeran por medio de su testimonio.

La única luz es Cristo, los demás son testigos de la luz y Juan era consciente de esto y por eso confesó y no lo ocultó que él no era el Mesías. Tenemos que ver en Juan el respeto hacia el Mesías dejándole o dándole el lugar que le corresponde.

Qué significa ser testigo?

· Los testigos son los que han presenciado el hecho. No se llama como testigo a un juicio a alguien a quien "le han contado" lo ocurrido, o a alguien que "se imagina" cómo ocurrió, sino a quien "vio" lo que ocurrió.
· Su papel en el juicio consiste en "declarar", contar aquello de lo que han sido testigos a las demás personas, que no han presenciado el hecho.

· Testigo es aquel que ha "visto, oído y tocado" un hecho o acontecimiento. "Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que les anunciamos". (1Jn 1,1). "…porque tú darás testimonio ante todos los hombres de lo que has visto y oído" (He 22,15).

· Una de las principales pruebas de la veracidad de lo que anunciaban, era que ellos habían sido testigos oculares de la vida de Jesús. "Porque no les hicimos conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo basados en fábulas ingeniosamente inventadas, sino como testigos oculares de su grandeza" (2Pe 1,16)

Cómo podemos ser testigos de Jesús? De qué manera?

· A través de las Escrituras podemos "ver" a Jesús.
· A través de la Iglesia, podemos "ver" y "oír" las palabras de Jesús. "Quien recibe a los que El ha enviado, a El lo recibe, y recibe también al Padre que lo envió" (Mt 10,40)
· En la oración podemos hablar con Jesús y "oír" su voz.
· En la vida diaria, sabiendo interpretar los signos de los tiempos, podemos "oír" su
voluntad.
· En nuestro prójimo podemos "tocar" a Jesús, que nos dijo: "Todo aquello que hagan por uno de mis hermanos, me lo están haciendo a mí" (Mt 25,40). Esto quiere decir que podemos ver, ayudar y compartir con Jesús, cuando lo hacemos con los más necesitados por amor a El.
· En la Eucaristía podemos "tocar" también a Jesús. "Tomen y coman, este es mi Cuerpo (…) Tomen y beban, esta es mi Sangre" (Mt 26,26-28).

Entonces, ser testigos de Jesús, en nuestros días, significa ser un cristiano auténtico, no sólo de palabra, sino cristianos activos, que se preocupan por conocer cada vez más a Jesús, por comunicarse con El y por poner en práctica sus enseñanzas sirviendo a los demás.



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